jueves, 1 de agosto de 2013

Un país escalofriante

Me resulta un poco indignante escribir sobre este tema, pero es importante y pertinente que cada uno de nosotros tengamos conciencia y sepamos a fondo que es lo que ha pasado en el país durante 55 años. Indudablemente han pasado muchas cosas, en cuanto a educación, economia, política, cultura, deportes, tecnología, etc. Pero que ha pasado y aun peor sigue pasando en nuestro país, la guerra que a todos nos ha tocado,  de forma directa o indirecta. Han sido 55 años de sufrimiento, de dolor, de rabia, de indignación, de tragedias, de humillación, de impotencia, en fin, tantos sentimientos que día a día agobian a la sociedad civil de las poblaciones afectas por las Farc, los guerrilleros, los paramilitares, los narcotraficantes e incluso del mismo Estado, organizaciones que han hecho tanto daño al país que se desconoce su limite.
El Grupo de Memoria Histórica, despues de 6 años de trabajo, entrega un informe sobre las victimas y los victimarios de las guerras desde 1958 hasta 2012, y realmente los resultados son escalofriantes. Son al menos 220.000 muertos por la guerra  en este periodo de tiempo, donde 8 de cada 10 eran civiles, esas poblaciones han sido las más afectadas por esta inútil guerra, lo más indignante y triste es que de esos 220.000, 176.000  son civiles, es decir, casi el 70%. Mientras que el 30% son guerrilleros dados de baja durante la guerra, narcotraficantes, las Farc.
Conociendo estos resultados no podemos ser ajenos a ellos, el daño ya está hecho  y el dolor ya está causado, ese dolor a los familiares de las victimas, a la población que fue despojada de su tierra forzosamente , a la gente de los 200 municipios más afectados, como Apartado, en el urabá Antioqueño; Tibú, en el norte de Santander; Barrancabermeja, en Santander; El Castillo, en el Meta, y Fundación, en Magdalena.
Ahora, el país está pasando por un episodio político de suma importancia. Las negociaciones que se están dando entre el Gobierno y las Farc en temas de paz, es un nuevo camino y una nueva oportunidad para darle tranquilidad a todas esas personas que han sufrido durante 55 años. 
El estudio que realizó el Grupo de Memoria Histórica mostró que en las últimas tres décadas se perpetraron 1.982  masacres. En el 59% de los casos, los responsables de semejante brutalidad fueron los paramilitares, un 17% correspondió a las guerrillas y en el 8% los perpetradores fueron agentes del Estado, hubo torturas y asesinatos selectivos que agentes del Estado patrocinaron. Ante ésto el Estado no puede tener un alzheimer histórico, debe pedir perdón ante la sociedad, y tanto los grupos armados  como el Estado deben reconocer lo ocurrido y ofrecer disculpas para que así ayudar en la consolidación del proceso de paz.
El Estado debe tomar la delantera en el asunto, ya que las Farc insisten en que el Estado salga a reconocer sus errores, y si en realidad se quiere la paz en esa mesa de negociación en Cuba se debe hacer lo correcto.
El Gobierno por su parte debe invertir en las zonas más afectadas por la guerra en el país como educación, salud, carreteras, etc. El mayor error que cometió el Estado fue combatir la guerra con más guerra sin causas, eso es lo que debe reconocer el Estado frente a estos 55 años de guerra y si salen los acuerdos de paz, debe diseñarse una Comisión de la Verdad que se ha pedido desde la reforma constitucional de la justicia transicional establecida en 2012, Marco Jurídico para la paz, que autoriza al congreso a crear una comisión de la verdad.
Se habla de una búsqueda de la verdad y de la paz que durante años se ha estado exigiendo una comisión de la verdad en Colombia, que desvele las acciones cometidas de los paramilitares, los grupos armados.
Conocidos ya los resultados de esa guerra que se ha dado, ni el Estado ni las Farc pueden ser inmunes ante esto, tienen que contribuir a la justicia y a la paz. Las victimas de la guerra y en efecto todos los colombianos estamos en manos de Juan Manuel Santos y su vocero en Cuba, Humberto de la Calle, para que no desconozcamos nuestra historia, pues si se desconoce estaríamos condenados a repetirla.

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